Aprender un idioma extranjero es la clave para la internacionalización. A día de hoy, raro es el puesto de trabajo en el que no te piden o no valoran mejor un idioma, sobre todo el inglés. Esta tendencia va en aumento desde hace años y así pretende seguir siendo. Además, los viajes están a la orden del día, ya sean también por trabajo, por estudios, por placer…
Por ello, cada vez se estila más enseñar -y, por tanto, aprender- un idioma desde la infancia, momento del desarrollo en el que los conocimientos se adquieren mejor y sin distinción.
Ser bilingüe es bueno para el cerebro
El hecho de ser bilingüe, tanto desde pequeño como adquiriendo los conocimientos como adultos, no significa que seamos más inteligentes ni que lo vayamos a ser. Sin embargo, sí que está demostrado que el cerebro se vuelve más flexible y se adapta mejor a todas las circunstancias. Y los niños, ayudados de la gran plasticidad del cerebro propia de la edad, tienen más flexibilidad cognitiva y desarrollan mejor el pensamiento divergente.
Además, las personas bilingües desarrollan demencia, de media, entre 4 o 5 años más tarde que los que no lo son.
No te preocupes, todavía no es demasiado tarde, puedes aprovechar tu entusiasmo realizando cursos intensivos de idiomas para mejorar tu segundo idioma y convertirte en una persona bilingüe.
Habilidades y aptitudes sociales
Si el idioma se aprende desde la infancia, nos encontramos con que los niños son capaces de desarrollar en paralelo, y de manera natural y espontánea, increíbles habilidades interpersonales.
La empatía aumenta considerablemente al tener que interpretar el punto de vista de los demás así como sus intenciones.
Conexión cultural
La mayoría de idiomas representan, en mayor o menor medida, culturas diversas. Estudiar un idioma nos hace ser conocedores, en mayor o menor medida, de otras culturas, experiencias, aficiones, formas de vida, etc.
Esto se traduce una mayor apertura, disposición por aprender y conectar con personas diferentes y en una mayor seguridad cultural, tanto de lo que ofrecemos como de lo que estamos dispuestos a conocer y recibir de otras culturas.
El trabajo y el idioma
El siglo XXI es el siglo del idioma en el trabajo. Es el factor que más condiciona (después de la formación particular) a un responsable de recursos humanos para contratar a un nuevo empleado. Y es que hacer una incorporación a la plantilla significa realizar una apuesta ¿y quién no desea apostar sobre seguro?
Una persona bilingüe tiene muchas más salidas profesionales, puede desempeñar más funciones y se le pueden asignar tareas diferentes. Teleoperadores, comerciales, secretarios, administrativos, representantes, asesores… Son muchas las profesiones en las que un segundo idioma es imprescindible y muchísimas otras las que lo valoran en demasía, como el sector hostelero, el de la publicidad, el de belleza…
Obviamente la comunicación favorece la eficiencia y la productividad, por lo que las empresas no se lo van a pensar dos veces.
En definitiva…
Aprender otro idioma te abre las puertas de la internacionalización en tanto que hace más social, más empático y que ayuda a comunicarte eficazmente a todos los niveles.
Además, los cursos de idiomas son divertidos, diferentes, económicos y te reportan grandes beneficios. No lo dudes y dale a los tuyos y a ti mismo la mejor oportunidad: estudiar y aprender un idioma extranjero en una academia de idiomas.
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