Si la pregunta inicial fuese hecha a gran parte de la población, seguramente la respuesta sería contundente y rotunda; No.
¿Qué problemas tienen alumnos y docentes con las lenguas extranjeras?
La profesión de profesor en general, y la de profesor de idiomas en particular, sufre un gran desprestigio en nuestro territorio, algo que más allá de los defectos educativos de fondo que existen (como por ejemplo, alumnos que tras estudiar durante un mínimo de 12 años un idioma, son incapaces de mantener una conversación y necesitan cursos de inglés o otras lenguas en academias de idiomas especializadas) es en gran parte responsabilidad y culpa de los propios docentes.
Desgraciadamente, existen aún hoy en día demasiados profesores amparados en una enseñanza de lenguas que lejos de involucrar a los alumnos, ya sean adolescentes o adultos que quieren aprender un idioma, en el uso lo más real posible de lenguas como el Inglés, Francés, o Alemán, los relegan a la repetición extenuante.
No se trata de una situación de extremos, de afirmar con rotundidad que hay que dejar el lápiz y aprender únicamente con pizarra digital o vía Skype e Internet (que también tiene sus ventajas), muchas veces es una cuestión de actitud hacía el alumno y del propio alumno.
¿Qué se necesita para enseñar y aprender un idioma?
Bajo nuestro punto de vista, el cómo enseñar y aprender un idioma de forma adecuada viene dado por dos factores. Por un lado, más allá de la titulación e instrucción necesaria que se presupone y no siempre se tiene, se requiere la capacidad del profesorado de arraigar la importancia de la dimensión comunicativa del lenguaje, dicho de otro modo, el hablar un idioma, pues todavía persiste en exceso la memorización sin contexto alguno y la negación del uso práctico y realista de las lenguas que se quieren aprender (L2), ya sea Inglés, Italiano, Alemán o cualquier otro idioma.
Por otro lado, la capacidad como docente de motivar a los estudiantes, entendiendo que cada uno de ellos puede tener diferentes necesidades, y saberlo conectar con las nuevas nociones que se explican, promoviendo un aprendizaje real, resulta fundamental.
La relación entre el alumno y el profesor de idiomas
Pese a la gran evolución histórica de la enseñanza de las lenguas extranjeras y a los patrones y pautas expuestos por el MECR (Marco Europeo Común de Referencia) o Common European Framework for languages, que tal y como explicaremos en otro momento, es el responsable de la organización por niveles (A.1, A.2, B.1, B.2, C.1, C.2), resulta extremadamente preocupante la vigencia del planteamiento educativo más tradicional, ya que como profesores, debemos tener en cuenta que somos en gran parte responsables del qué se aprende y cómo se aprende.
Los alumnos por su parte, ya sean adultos o adolescentes, deben encontrar una motivación y satisfacción personal por estudiar un idioma, la simple posibilidad de hablar y comunicarse y las puertas que esto abre.
¿Qué podemos hacer para mejorar?
Si bien es cierto que en una escuela de idiomas se puede gozar de mayor libertad que en una escuela, debemos trabajar en el rechazo de un sistema poco beneficioso para los alumnos, en el cual el uso de actividades contextualizadas, el porqué del error, o las actividades de Speaking, brillan por su ausencia.
Consideramos que el hablar un idioma que se quiere aprender, más aún cuando puede ser algo tan dispar a nuestra lengua materna como el Alemán o el Inglés, constituye la base de la docencia en lenguas extranjeras.
La interacción y la comunicación, en consecuencia, son una parte fundamental al enseñar un idioma, aprender una nueva lengua sin querer o dejar que se hable y sin dedicar el tiempo necesario a ello, es una tarea imposible.
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